La Salud en Todas las Políticas se ha convertido en una tendencia que guía el diseño de las políticas públicas de salud de las principales organizaciones gubernamentales, a la vez que quiere transformar los mecanismos transversales de gobernanza.
En la Conferencia Mundial de Promoción de la Salud, celebrada en Adelaida en el 1988 es donde se empieza a hablar de una política pública saludable. En el año 2010, en la misma ciudad, se celebra una reunión internacional sobre Salud en Todas las Políticas durante la que se establecen los pilares para avanzar hacia una gobernanza comprometida con la salud y el bienestar. Sin embargo, es en el 2013, en la 8ª Conferencia Mundial de Promoción de la Salud, celebrada en Helsinki, con la publicación de la Carta de Helsinki, que se pide a los gobiernos que cumplan con sus obligaciones relacionadas con la salud y el bienestar de la ciudadanía y que tomen las medidas y decisiones necesarias para implementar la Salud en Todas las Políticas
El liderazgo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con los Objetivos de Desarrollo Sostenible quiere contribuir a poner en marcha una política de salud pública en mayúsculas. Con los objetivos de erradicar la pobreza extrema, la igualdad de género, la educación de calidad para todos los niños y el trabajo para frenar el cambio climático, la ONU, los gobiernos y la sociedad civil están definiendo una agenda para el desarrollo sostenible que, mediante mecanismos de gobernanza, debe permitir que se aplique con éxito en los diferentes países comprometidos.
Esta agenda viene avalada por políticas y acciones precedentes, como los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que aportan resultados significativos como la disminución de la tasa de pobreza extrema en países en vías de desarrollo, donde se ha reducido de un 47% en 1990 a un 14% en 2015, tal y como se puede ver en el informe de 2015 elaborado por las Naciones Unidas.
Tal y como se recoge en la Carta de Helsinki, la Salud en Todas las Políticas es un enfoque para las políticas públicas en todos los sectores que de manera sistemática tiene en cuenta las implicaciones en la salud que tienen las decisiones que se toman, busca sinergias y evita impactos perjudiciales para la salud con el fin de mejorar la salud de la población y la equidad en salud. Mejora la rendición de cuentas de los políticos sobre el impacto en salud, de todos los niveles de la formulación de políticas. Incluye enfatizar las consecuencias de las políticas públicas en los sistemas de salud, los determinantes de la salud y el bienestar.
Con ello, para que la salud sea un punto clave en todas las políticas, habrá que superar las dinámicas de una política verticalizada para la gobernanza transversal. Un reto que marcará que haya una revisión de la cultura de trabajo de muchas organizaciones y será decisiva la capacidad de evaluar el impacto de estas políticas y la transformación que se genera, siendo capaces de objetivar cómo repercute en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.