La crisis actual lleva la necesidad de que la salud esté integrada en el eje de todas las políticas
municipales. Y cuando hablo de salud no me refiero solo a combatir la enfermedad, sino sobre todo a favorecer la salud desde una perspectiva amplia.
A modo de ejemplo, comparto los resultados de algunos estudios para contextualizarlo:
Cuantos más servicios sociales, menos consultas médicas tenemos.
• La soledad puede incrementar el riesgo de muerte en un 32% en personas mayores de 65 años.
• Personas con menos ingresos económicos viven hasta 14 años menos que las que más tienen.
• Vivir a menos de un kilómetro de zonas verdes puede reducir hasta casi a la mitad las probabilidades de reportar estrés, depresión u otras enfermedades.
• Según la OMS, las grasas trans (habituales en productos ultraprocesados) provocan
500.000 muertes anuales por enfermedades cardiovasculares.
• La mortalidad por cualquier causa aumenta en un 50% en personas sedentarias.
• En Europa se producen 800.000 de muertes anuales por contaminación ambiental.
• En España, las principales causas de mortalidad son la enfermedad cardiovascular (120.000) y los tumores (110.000). Sin embargo, el riesgo de padecer estos problemas viene determinado en un 82% y un 90%, respectivamente, por factores modificables de nuestro entorno y estilo de vida. Nos encontramos con porcentajes similares con otras enfermedades.
Por lo tanto, desde la política municipal podemos, literalmente, salvar vidas. Por ejemplo, con políticas sociales, fiscales y de ayuda, educación, zonas verdes, instalaciones deportivas, servicios sociales, incentivando el consumo de productos de proximidad, energías renovables, etc.
En cuanto a la experiencia personal quisiera poner en valor el gran trabajo hecho por todo el equipo de gobierno. A continuación, cito las principales medidas llevadas a cabo:
• Actualización constante de las informaciones relacionadas con la COVID-19 mediante los canales del Ayuntamiento.
• Preparación de líneas de ayuda económica a empresas, comercios, autónomos y familias afectadas por ERTE.
• Comunicación constante con los servicios sociales para seguir la situación de la población más vulnerable.
• Llamadas de seguimiento a mayores de 70 años.
• Suspensión del cobro de las cuotas de la escuela de música, de la guardería y del mercado municipal.
• Pospuesto el cobro de tributos hasta el segundo semestre.
• Aceleración de procesos de adjudicación de obras, servicios y suministro para activar la economía local.
• Decisión de subvencionar parte del coste del casal de verano.
• Contacto permanente con entidades del pueblo.
• Apoyo para la realización en formato on-line de las Fiestas del Roser.
• Contacto permanente y apoyo a la escuela, ayudando, por ejemplo, haciendo llegar dossiers de trabajo a alumnos que lo necesitaban.
• Participación en una Mesa de trabajo comunitario con agentes del territorio para abordar la situación desde un enfoque social.
• Publicación de un libro con consejos para fortalecer el sistema inmunitario y mejorar la salud durante el confinamiento. El día de Sant Jordi se regaló un ejemplar a cada hogar, junto con una flor.
• Apoyo y colaboración activa con grupos de voluntariado, quienes fabricaron cientos de mascarillas y 2.200 batas destinadas a los hospitales. Me gustaría agradecer el increíble trabajo hecho por todas las personas voluntarias.
Y, por último, en relación con los retos de futuro, y en primer lugar, creo en la necesidad de hacer una reflexión como sociedad. Hemos aceptado el mayor recorte de derechos y libertades desde la dictadura, en nombre de la salud. Aunque hubo voces críticas de reconocido prestigio nacional e internacional en el mundo académico, científico y médico, éstas no llegan a los medios oficiales.
En segundo lugar, pienso que hay que despertar un espíritu más crítico y amplio hacia la salud. Habría que hablar de salud no solo desde las trincheras contra los virus, sino también desde muchos otros frentes. A modo de ejemplo, durante la presente crisis sanitaria se están instalando en todo el nuestro territorio miles de nuevas antenas para dar cobertura al 5G, una tecnología con potenciales efectos negativos para la salud ampliamente demostrados científicamente.
En tercer lugar, hay que integrar la salud en las políticas municipales, desde una perspectiva integral de salud pública.
Por último, hay que promover una educación para la salud dirigida a toda la ciudadanía. La salud es y debe ser una conquista personal y social. Hay que sensibilizar, informar y educar hablando de actividad física, alimentación, descanso, gestión emocional, contacto con la naturaleza, conexión social o, incluso, de conexión interior y espiritualidad.
Creo profundamente que la mejor vacuna contra cualquier enfermedad es la educación y la promoción de la salud, y que personas más conscientes y sanas serán personas más libres.