Se ha escrito bastante sobre necesidades espirituales de la persona enferma principalmente en el ámbito de cuidados paliativos (pioneras en este tema), se empieza a hablar de recursos espirituales de la persona enferma y la búsqueda de la relación entre creencias espirituales y salud, ha presentado un crecimiento explosivo en las últimas décadas. Pero yendo un poco más allá, nos planteamos si podríamos hablar de determinantes espirituales de salud.
Empleando como símil los determinantes sociales de salud, es decir, aquellas condiciones económicas y sociales que determinan diferencias individuales y grupales en salud, nos planteamos si podría haber marcos creenciales que tuvieran una influencia en salud o en la vivencia de la enfermedad. La modernidad y el positivismo alejaron espiritualidad y religión de la salud, y la posmodernidad nos ha devuelto la pregunta.
Además, es un término que presenta una elevada ambigüedad, significando cosas diferentes para diferentes personas o colectivos. Así pues, de las primeras dificultades añadidas cuando hablamos de espiritualidad es intentar enmarcar qué queremos decir cuando decimos espiritualidad, y cómo podría estar "determinada".
Uno de los autores, justamente del ámbito de paliativos, que lo concreta exactamente es Speck. Este autor hablar de tres dimensiones concretas de la espiritualidad: la dimensión de sentido de la propia existencia, la dimensión de valores o fines, y la dimensión de apertura a la trascendencia.
La dimensión de sentido estaría vinculada a la pregunta sobre el significado de la propia existencia y el hecho de considerar la propia vida es la respuesta a esta pregunta. Justamente Viktor Frankl, el reconocido psiquiatra del sentido hablaba de que "la dimensión espiritual es la dimensión constitutiva de la persona", pues es la que configura a la persona y la orienta.
La vida no es sólo biológica, sino en el ser humano es también biográfica, y esta biografía va ligada a la búsqueda de sentido y significado, como muy bien expresa la famosa frase nietzcheniana de "quien tiene un porqué (vivir), puede soportar casi todos los cómos ".
La segunda dimensión de la espiritualidad de Speck es la de valores. La psicología humanista sitúa claramente las creencias espirituales como constituyentes de salud a través valores que se puedan manejar. Abraham Maslow, autor de la conocida pirámide de las necesidades de la persona, plantea la necesidad de un sistema de valores finalistas: "estamos aprendiendo que el estado de existir sin un sistema de valores es patógeno. El ser humano necesita de una trama de valores, una filosofía de vida, una religión o sustituto de la religión para poder vivir y pensar tal como necesita la luz del sol, el calcio o el amor. "
De hecho, conceptos como salud o enfermedad no son meramente "hechos" biológicos, sino que son acontecimientos vitales biográficos en la vida de las personas, y como tales, conllevan una carga de valores.
Estas dos dimensiones podrían determinar un mayor ajuste a la enfermedad pues van ligadas a la búsqueda del sentido en la enfermedad y su vivencia, pueden dar lugar a un enfrentamiento más positivo, con locus de control más interno o mejor manejo del estrés y ansiedad.
Y la última dimensión la de apertura a la trascendencia, quizás la más compleja de describir, implicando todas aquellas experiencias que van más allá de los sentidos, ya sean estéticas, éticas o religiosas. El ámbito espiritual y lo religioso se han confundido a menudo, ambos están íntimamente relacionados pero no coincidentes.
En general la experiencia trascendente estaría vinculada con emociones positivas de afrontamiento, paz, compasión, perdón....
Las dimensiones espirituales no se desarrollan de forma aislada sino son marcos credenciales con influencia social, por tanto determinada socialmente.
¿Habría promoverlas del ámbito de salud? ¿Cómo abordarlas?