El término "alfabetización en salud" se refiere a la capacidad de las personas para acceder a información sobre salud de calidad, entenderla y actuar en consecuencia. A nivel internacional, es un tema que tiene ya un recorrido de más de tres décadas. En un primer momento, los investigadores se han referido a la alfabetización en salud poniendo énfasis en el paciente o sus familiares cuidadores. Es decir, los pacientes deben saber acceder a información, la han de interpretar y han de poder hacer las acciones necesarias y seguir las recomendaciones adecuadas para poder cuidar de su salud y hacer un abordaje correcto de su enfermedad.
Pero la alfabetización en salud es un concepto mucho más amplio que engloba a otros actores de la atención y des los sistemas sanitarios. Así pues, si en un primer momento se puso la presión sobre el paciente, con el paso del tiempo se ha visto que son tres los elementos claves para conseguir un buen nivel de alfabetización en salud: los pacientes y familiares, los profesionales sanitarios y las instituciones.
Los profesionales sanitarios deben ser conscientes de que su manera de comunicar y de dirigirse a los pacientes influirá en cómo estos pueden responder ante su situación, en cuanto a su auto cuidado y abordaje de la enfermedad o respecto al seguimiento de las recomendaciones o cumplimiento terapéutico. En este sentido, hay que formar a los propios profesionales en estos aspectos de alfabetización en salud que les permita mejorar sus habilidades comunicativas y empáticas a la hora de hablar con pacientes y familiares.
Igualmente, no se podría avanzar en temas de participación del paciente o de la atención sanitaria basada en la experiencia del paciente sin un enfoque estratégico de la propia institución. Así pues, la dirección del centro debe contemplar también la incorporación del paciente a la toma de decisiones, bien sea a nivel individual, teniendo cuidado de la propia salud o a nivel colectivo, representando a otros pacientes.
La alfabetización en salud de nuestros pacientes, por tanto, mejorará mucho más si este abordaje se hace de una manera integral, teniendo en cuenta a los pacientes y familiares, pero también las habilidades comunicativas de los profesionales y las directrices de la organización.