Hoy, los modelos que estiman la carga en mortalidad y años de vida con salud preservada sitúan el cambio climático lejos de los determinantes fundamentales (1). Y en cambio, varios paneles de expertos predicen que el cambio climático puede convertirse en el principal determinante de la salud en los próximos años hasta el punto de hacer retroceder las ganancias obtenidas durante las últimas décadas en esperanza de vida (2). Esta discrepancia se debe a la dificultad de estimar los efectos indirectos (mediados por la pérdida de biodiversidad animal y vegetal y los recursos hídricos, el aumento de los episodios de sequías, o la pobre calidad del aire urbano), que muy probablemente serán más importante que los directos (olas de calor, incendios, inundaciones), así como haber subestimado la velocidad del cambio climático.
Las estimaciones que se han hecho hasta ahora calculan el impacto en salud atribuido a: 1. el aumento de la malaria por los cambios en la distribución del mosquito debido al aumento de la temperatura; 2. El aumento de las enfermedades infecciosas y las muertes accidentales por las inundaciones; 3. El aumento de la malnutrición por falta de alimentos en las sequías; y 4. El aumento de mortalidad infantil por diarrea fruto del empeoramiento de la calidad del agua (1). El gran incremento de inundaciones catastróficas (sobre todo en el Sudeste asiático) y sequías (en África y Oriente Medio) de los últimos años, han enseñado que los efectos son mayores a los calculados y que un gran determinante sería el impacto socio-económico de las migraciones masivas, como las que estamos viviendo los últimos años a través del mediterráneo, producidas por estos episodios (3). El aumento de olas de calor, incendios, o de la contaminación atmosférica en las ciudades, o la redistribución de otros vectores como el Dengue son otros factores relacionados con el empeoramiento del impacto en salud (2-4 ).
En Cataluña, las olas de calor provocan los principales efectos directos del cambio climático en salud, con aumentos del número de defunciones y hospitalizaciones de más de un 20%, mayoritariamente entre las personas mayores y aquellas con patologías previas (5). En el futuro se espera que el número de muertes a causa del calor crezca de manera significativa en Cataluña, tanto por el aumento de las temperaturas como por el envejecimiento de la población. Aunque el cambio climático podría reducir los episodios de frío y beneficiar la salud, las estimaciones globales a lo largo del año prevén un balance negativo para la salud en todas las regiones del mundo (4).
Las medidas que habría que promover para proteger la salud incluyen cambios en políticas que nos lleven a un estilo de vida diferente (la promoción de una dieta rica en alimentos vegetales y pobre en carne, el consumo de alimentos Km-0; el fomento del transporte activo o el aumento de los espacios verdes, que mejoran la salud y al mismo tiempo ayudan a reducir los contaminantes) (6) y que las políticas contemplen que el cambio climático afecta sobre todo la salud de los más desfavorecidos (2-3).
Bibliografía
1. Patz JA, Campbell-Lendrum D, Holloway T, Foley JA. Impact of regional climate change on human health. Nature. 2005 Nov 17;438(7066):310-7.
2. Watts N, Adger WN, Agnolucci P, et al. Health and climate change: policy responses to protect public health. Lancet. 2015 Nov 7;386(10006):1861-914.
3. Watts N, Amann M, Ayeb-Karlsson S, Belesova K, et al. The Lancet Countdown on health and climate change: from 25 years of inaction to a global transformation for public health. Lancet. 2017 Oct 30. pii: S0140-6736(17)32464-9.
4. Gasparrini A, Guo Y, Sera F, et al. Projections of temperature-related excess mortality under climate change scenarios. Lancet Planet Health. 2017 Dec;1(9):e360-e367.
5. Tercer Informe sobre el canvi climàtic a Catalunya. Generalitat de Catalunya, 2017.
6. Springmann M, Mason-D'Croz D, Robinson S, et al. Global and regional health effects of future food production under climate change: a modelling study. Lancet. 2016 May 7;387(10031):1937-46.